Durante este fin de semana se celebra el V Día Mundial de las Aves, organizado por la SEO/Birdlife. En la Bahía de Cádiz las actividades relacionadas con el evento se han llevado a cabo en el Parque de Los Toruños (El Puerto de Santa María). Una de las que más interés han despertado entre el público ha sido la muestra de anillamiento científico organizada por la Asociación ornitológica Ardea, con gran afluencia de personas, adultos y sobre todo niños. Esta actividad ha permitido a muchas personas tener un contacto directo con la actividad del anillamiento y con las propias aves, las cuales -una vez anilladas y tomados los datos pertinentes- eran puestas en libertad por los propios niños.
El anillamiento científico de aves es una actividad de vital importancia para el estudio y conocimiento de las aves, especialmente en lo que respecta a sus movimientos en el tiempo y el espacio, así como a la dinámica de poblaciones en las zonas de estudio. Los primeros intentos -salvo un caso anecdótico conocido en el siglo XVIII, cuando se recogió en Girona un pato anillado en Irlanda- se remontan a 1.899, realizados por el danes Mortenses en su país. En España, sin embargo la implantación de este método fue mucho más tardía y los primeros anillamientos no tuvieron lugar hasta 1.952, poco antes de crearse la Sociedad Española de Ornitología (SEO). Hoy en día existe un continuo intercambio de datos sobre anillamiento entre distintos países de Europa y del resto del mundo.
El anillamiento científico de aves consiste básicamente en la captura de aves para colocarles una anilla en la pata, que puede ser metálica para su lectura en mano o de plástico con diferentes combinaciones de colores y caracteres para ser leida a distancia, mediante el uso de prismáticos o telescopios. En el caso de las anillas metáticas, esta lleva un número o letra para indicar su modelo y tamaño, una numeración individual para cada ave e información sobre la entidad anilladora, a la que se deberán remitir los datos en caso de recaptura.
Todos los medios de captura son, por supuesto, inocuos para las aves y se intenta retenerlas siempre el menor tiempo posible.
El anillamiento científico de aves es una actividad de vital importancia para el estudio y conocimiento de las aves, especialmente en lo que respecta a sus movimientos en el tiempo y el espacio, así como a la dinámica de poblaciones en las zonas de estudio. Los primeros intentos -salvo un caso anecdótico conocido en el siglo XVIII, cuando se recogió en Girona un pato anillado en Irlanda- se remontan a 1.899, realizados por el danes Mortenses en su país. En España, sin embargo la implantación de este método fue mucho más tardía y los primeros anillamientos no tuvieron lugar hasta 1.952, poco antes de crearse la Sociedad Española de Ornitología (SEO). Hoy en día existe un continuo intercambio de datos sobre anillamiento entre distintos países de Europa y del resto del mundo.
El anillamiento científico de aves consiste básicamente en la captura de aves para colocarles una anilla en la pata, que puede ser metálica para su lectura en mano o de plástico con diferentes combinaciones de colores y caracteres para ser leida a distancia, mediante el uso de prismáticos o telescopios. En el caso de las anillas metáticas, esta lleva un número o letra para indicar su modelo y tamaño, una numeración individual para cada ave e información sobre la entidad anilladora, a la que se deberán remitir los datos en caso de recaptura.
Todos los medios de captura son, por supuesto, inocuos para las aves y se intenta retenerlas siempre el menor tiempo posible.
Comprobando músculo y grasa.