jueves, 8 de julio de 2010

RANITA MERIDIONAL


Con la llegada del calor, las ranitas meridionales (Hyla meridionalis) andan buscando cualquier sombra que las cobije y en estos días no es difícil observarlas en las zonas del sur donde abundan. Se trata de ranas arborícolas, parientes cercanos de la conocida rana de San Antonio, de la que se distingue por su tamaño algo mayor y por algunos rasgos morfológicos como la longitud de las patas traseras y, sobre todo, por la banda oscura lateral característica de ambas especies, que en la meridional es más corta, llegando desde su nacimiento en las narinas hasta las axilas, mientras que en la de San Antón se prolonga por los flancos.

Como todas las ranas, necesitan de la cercanía del agua (en especial para reproducirse) pero es corriente encontarlas algo alejadas de ella, en praderías y bosques húmedos que les permitan mantener su piel hidratada. Este punto resulta fundamental para las ranas, que obtienen el 50% del oxígeno que respiran a través de su piel, de manera que la falta de humedad no solo les provocaría deshidratación sino, también, la muerte por anoxia. Sus pulmones están muy poco desarrollados y su respiración pulmonar no se produce por contracción y expansión de estos órganos, sino que estos anfibios se limitan a tragar el aire.

Al igual que sus primas más norteñas, las ranitas meridionales son consumadas trepadoras, habilidad para la cual se sirven de sus dedos dotados de fuertes ventosas que les proporcionan un fuerte agarre a las superficies verticales. No obstante son también excepcionales saltadoras tanto en tierra como entre las ramas de matas y arbustos donde les gusta solearse cuando el calor no aprieta demasiado. Entre abril y mayo habrán llevado a cabo su proceso reproductor y ahora se dedican a soportar el calor lo mejor que pueden aprovechando la noche para sus correrías, alimentándose de insectos, sobre todo voladores como moscas y mariposas, aunque no faltan en su dieta las hormigas.


La variabilidad cromática de esta especie es amplia, desde el amarillento al pardo pasando por varios tonos de verde. Incluso existen ejemplares azules, aunque son más escasos.

3 comentarios:

Sianeta dijo...

Me alegra ver el Blog renovado! preciosas ranitas. Yo he visto de estas cuando voy al monte, me gustan mucho, aunque no me atrevo a cogerlas. Tú sí lo has hecho, porque es tu mano la que se ve ahí, verdad?

Celadus dijo...

Pues sí, Siana, es mi mano. Se pueden coger sin problema, eso sí, con mucho cuidado para no hacerles daño. :)

Anónimo dijo...

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